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¿Qué dicen los expertos?
 

A continuación encontrarás relatos y estudios que sustentan el impacto negativo del aborto en la salud física y emocional

Consecuencias psicopatológicas del aborto en la mujer

Carmen Gómez Lavín
Médico psiquiatra, Directora EU. Trabajo social de Logroño

Uno de los problemas de mayor actualidad es, hoy, lo relativo al aborto, lo que suele llamarse aborto provocado o también aborto intencionado y voluntario. Complejísimo tema, que añade a su vertiente estrictamente médica, otros de carácter jurídico, moral, sociológico, religioso, demográfico, etc. Son innumerables las dificultades que se tienen para valorar adecuadamente los efectos psicopatológicos del aborto; puede ser debido 1) a que no es fácil la elaboración estadística de los resultados, 2) a que tampoco existen valoraciones médicas sistemáticas de estas pacientes después del aborto, y 3) también a que las mujeres que han abortado no suelen estar propicias a seguir relacionándose con el médico que la ha inducido a él. Aunque la literatura sobre el aborto es abundante, cuando se trata de exponer las consecuencias psicopatológicas del aborto, faltan todavía estudios científicos serios, y los pocos que se han hehco, rara vez no están marcados por un cierto carácter tendencioso. Por tanto, he de apoyarme más bien en los datos obtenidos a través de mi propia experiencia psiquiátrica que, por otra parte, son los que tienen más fuerza y te dan mayor seguridad, al intentar hablar de este tema o de otros muchos temas en relación con la medicina. Todo planteamiento necesariamente tiene que partir del reconocimiento del hecho de 28 que desde el momento de la concepción comienza la vida de la persona humana y, por tanto, el producto de la fecundación -también desde el punto de vista psicológico- es genéticamente único e irrepetible, tiene una propia dignidad humana. Es un ser plenamente individualizado. Es decir, posee todas las capacidades para convertirse en persona, con una dignidad propia e irrepetible, y los cambios que van a ocurrir son simplemente etapas de crecimiento y maduración. Puede decirse que es una "persona en camino", con pleno derecho de alcanzar la madurez. O sea, posee ya toda una serie de potencialidades que le permitirá alcanzar su plenitud personal. No tiene por tanto ningún sentido considerarlo como un apéndice de su madre. Es un nuevo ser, que puede, incluso, sobrevivir 5 ó 6 días después de fecundado sin necesidad de la madre. Por eso ha dicho el prof. Orts Llorca, maestro de numerosas generaciones y catedrático de la Facultad de Medicina de Madrid:" No tenemos los años que indica nuestro carnet de identidad, sino nueve meses más, que han sido los más significativos en nuestro devenir biológico e incluso psicológico". El nuevo ser tiene en potencia todas las posibilidades del ser humano: comienza a tener sensaciones, percepciones (es sensible al dolor, al tacto, al frío, al sonido y a la luz), tiene sentimientos, ideas... Por ejemplo, se sabe que, a partir de los 43 días, se pueden recoger ya impulsos eléctricos en el EEG, loq ue indica que el cerebro ha empezado ya a funcionar. Una vez hecho esta preámbulo, vamos a tratar de centrarnos más en el tema yenumerar algunas consecuencias psicopatológicas más frecuentes que acontecen en la mujer tras un aborto provocado. En primer lugar, los más frecuentes son cuadros depresivos que se acompañan de un sentimiento grande de culpabilidad y en lo que todos los autores están de acuerdo. Es éste probablemente el síntoma sobre el que existe mayor experiencia y mayor acuerdo entre los científicos. Se despierta en ellas lo que los psiquiatras llamamos" culpabilidad psicológica". Culpa ésta, distinta de esa otra culpa moral, aunque en este caso la incluya. He podido constatar que este sentimiento de culpa en muchos casos es irreversible y permanece durante toda la vida de la mujer. Son pues contínuos en las abortistas los autorreproches y la idea de reparación. Esto no es nada nuevo, lo describen varios autores. La Dra. Standford, psiquiatra canadiense, nos cuenta su propia experiencia. Habla del síndrome postaborto y señala cómo la mujer recorre tres estadios: 1) Desasosiego y tristeza ("No tiene el alma en paz, ni el espíritu en paz"). 2) Revive continuamente el momento traumatizante del aborto de un modo muy profundo: aunque pasen 5, 10 ó 15 años recuerda la vestimenta de la enfermera, las paredes de la habitación donde el aborto scuedió... y se pregunta a menudo ¿cómo sería mi niño ahora?; "suelen justificarlo diciendo que no tenían otra opción, que no podían hacer otra cosa... pero ese pensamiento vuelve". 3) El estadio siguiente, es una gran depresión. Depresión profunda con un gran sentimiento de culpabilidad, perdiendo interés por las cosas que antes eran interesantes en su vida, y a veces no ve otra salida que el suicidio."No como elección por la muerte en sí, sino como una elección para salir de la situación de dolor, de pena, como un modo de salir de allí"... Describe también la Dra. Standford lo que ella llama la depresión de aniversario... aniversario que se sitúa alrededor de la fecha del posible nacimiento o alrededor de la fecha del aborto. Quizás sea éste uno de los argumentos de más peso que se pueden esgrimir tras el aborto provocado: las consecuencias psicopatológicas que se dereivan. Por eso ha dicho el Pro. Willke:"Es más fácil sacar al niño del útero de su madre que sacarlo de su pensamiento". Quien ha hecho o presenciado un aborto se queda para siempre con la impresión imborrable de que ha eliminado una vida humana. Es más, aquellas personas que tienen una cierta predisposición personal o familiar a la enfermedad mental, corren un riesgo mayor, y es raro que no queden con un desequilibrio psíquico tras el aborto, entre otras cosas por la tensión emocional que siempre produce. Quizás es por esto por lo que en Holanda, donde se permite el aborto, uno de los criterios de selección de las enfermeras en las clínicas es el que nunca hayan intervenido o se hayan provocado un aborto, porque se considera que las daña emocionalmente. De hecho, la OMS en celebración oficial en 1970 dijo:"Las mujeres con alguna señal indicativa de trastorno emocional corren mayor riesgo de graves desajustes mentales tras el aborto, y más si tenían alguna enfermedad psiquiátrica previa". Y sigue diciendo que "cuanto más serio sea el diagnóstico psiquiátrico, más perjudicial es para ella el aborto". y esto, incluso entre no cristianos. Hay abundantes testimonios que demuestran estos hechos, porque aunque el aborto no suponga una transgresión de la ley civil, siempre contraría la ley natural, y es muy frecuente encontrarse después en tales mujeres con problemas emocionales y trastornos psiquiátricos persistentes. Pienso que es bueno que aparezca este sentimiento de culpabilidad. Si no existiera, sería que se había borrado en su conciencia hasta la noción de mal, reflejaría un deterioro psicológico grave, una falta de respuesta emocional con todas las características que ello tiene. Supondría una frialdad afectiva y una insensibilidad grave en cuestiones tan importantes y en sentimiento tan esencial como es para la mujer su sentimiento de maternidad, lo que los psiquiatras llamamos psicopatía o personalidad anormal. Si se analiza con objetividad el problema, se observa que nunca el aborto es un hecho aislado, sino que casi siempre irá acompañado de otra serie de trastornos conductuales importantes, muchas veces patológicos, tal como pueden ser las toxicomanías, alcoholismo, perversiones sexuales, intentos de suicidio, etc. Trastornos de conducta importantes que suponen un deterioro grande en la vida personal, familiar y social: suelen ser consecuencia de una gran relajación o infravaloración de los principios más elementales éticos y morales. Otras de las consecuencias del aborto suele ser el rechazo de su propia sexualidad. Presentan sentimientos de animadversión y rechazo a su propia pareja, que pueden interrelacionarse con sentimientos de frigidez sexual, esterilidad futura y distintas dificultades específicas en la adaptación sexual. En general suelen ser mujeres con poca identidad femenina y con rechazo de su papel maternal, que puede llevar en algunos casos a la destrucción de su matrimonio. No es raro tampoco encontrarse con que son mujeres muy inmaduras. A la vez que buscan la protección de algún hombre, rechazan todo lo que pueda suponer compromiso, porque de alguna forma lo consideran como debilidad y sumisión. Ford hace un estudio entre 40 mujeres que solicitan el aborto para ver cuál es su actitud ante la maternidad, y dice que sólo 8 de 40, o sea el 20%, expresan comentarios positivos respecto a la propia imagen. También el mismo autor relata la proporción de síntomas psíquicos que aparecen en estas mujeres en relación al grupo control y encuentra: depresión (97,5%), ansiedad (82,5%), insomnio (77,5%), pérdida de la libido (72,5%), ideas de suicidio (55%), anorexia (45%). Son mujeres que a la vez tienen una gran necesidad de afecto, apoyo y atención, que buscan frecuentmente por estratagemas inconscientes, aunque evitan involucrarse afectivamente en sus relaciones y tienden a aislarse. En este sentido, no es infrecuente encontrarse con lo que pudiéramos llamar un síndrome independentista. Hay en estas mujeres como una incapacidad para contraer vínculos duraderos y poder establecer una buena relación interpersonal. En general, puede decirse que todos los abortos,también desde este punto de vista psicológico, tienen consecuencias negativas no sólo para la propia mujer, sino también para su familia y para la sociedad en general. Se podrían seguir enumerando distintos síntomas psicopatológicos que siempre se encuentran en mujeres abortistas, pero no voy a alargarme. Sólo pretendía que se viera a través de mi propia casuística, avalada por 25 años de dedicación a la clínica y atención ambulatoria de enfermos, la problemática con la que generalmente me encuentro. (Comunicación presentada en el 1 Simposium Europeo de BiDética, Santiago de Compostela, V-1993)

Aborto inducido y trastornos de ansiedad, estado de ánimo y abuso de sustancias: aislando los efectos del aborto en la encuesta nacional de comorbilidad

Priscilla K. Coleman, Catherine T. Coyle, Martha Shuping, Vin
Journal of Psychiatric Research

Los resultados de este estudio revelaron que las mujeres que han abortado corren un mayor riesgo de sufrir una variedad de problemas de salud mental que incluyen ansiedad (ataques de pánico, trastorno de pánico, agorafobia, PTSD), estado de ánimo (trastorno bipolar, depresión mayor con y sin jerarquía), y trastornos por abuso de sustancias en comparación con mujeres sin antecedentes de aborto. En general, las mujeres con antecedentes de aborto tenían más probabilidades de ser mayores, más educadas, negras, separadas, divorciadas o viudas, vivir en hogares más pequeños, haber estado trabajando, haber informado antecedentes personales de otro trauma sexual en la infancia y la edad adulta, e identificaron eventos más inusualmente estresantes en la edad adulta (aborto espontáneo, haber sido atacada físicamente y accidente que amenaza la vida). Lo que es más notable en este estudio es que el aborto contribuyó con efectos independientes significativos a numerosos problemas de salud mental más allá de una variedad de otras experiencias de vida traumáticas y estresantes. Los efectos más fuertes basados en los riesgos atribuibles indicaron que el aborto es responsable de más del 10 % de la incidencia de dependencia del alcohol, abuso de alcohol, dependencia de drogas, trastorno de pánico, agorafobia y trastorno bipolar en la población.

Un análisis temático de la experiencia de los hombres con el aborto electivo de su pareja

Pérdida y duelo Las expresiones de pérdida y duelo de los hombres a menudo eran apasionadas. En particular, la pérdida del hijo y la pérdida de la paternidad se asociaron con un duelo intenso, como ilustran los siguientes comentarios: Fui padre un día y al siguiente no. Me dijo que tuvo un aborto espontáneo, luego recibí una llamada de la clínica de abortos, olvidó su medicamento. Nunca me había sentido tan mal en mi vida (2 años después del aborto). Estoy muy triste. Sé que no es que casi fuéramos padres; somos padres, pero nuestro bebé ya no está con nosotros. Le extraño. Me estaba preparando para él, no solo en la práctica, sino en mi corazón y en mi mente. Ojalá pudiera ir a buscarlo a algún lado. Ojalá Dios me dejara verlo y mirarlo a los ojos y pudiera sentir mis besos y abrazos, y saber cuánto lo quiero (

Angustia emocional entre parejas involucradas en abortos inducidos en el primer trimestre

Pierre Lauzon, MD; Diane Roger-Achim, MD; André Achim, PHD; Richard Boyer, PHD
VOL 46: OCTOBRE 2000  Canadian Family Physician

Muchos hombres y mujeres tienen que lidiar con embarazos no planificados o no deseados tarde o temprano en sus vidas. El aborto inducido es una de las intervenciones quirúrgicas más comunes realizadas, y se estima que el 21 % de las mujeres estadounidenses en edad fértil han tenido abortos. La reacción psicológica al aborto “puede entenderse mejor en el marco del estrés y el afrontamiento en lugar del modelo de psicopatología. Los trastornos psicológicos o psiquiátricos ocurren, pero son severos o persistentes en solo unos pocos (aproximadamente 10%), y las psicosis son raras (solo 0.003% de los casos). Muchas mujeres, sin embargo, están angustiadas y tienen respuestas negativas. Los niveles más altos de angustia se han asociado con ser religioso y estar afiliado a iglesias conservadoras, ser joven, falta de apoyo social, parejas masculinas que no las apoyan y tener antecedentes psiquiátricos. Las mujeres que buscan abortos se han comparado con varios grupos de referencia: mujeres que consultaron por anticoncepción, mujeres en su semana 40 de embarazo y mujeres no embarazadas, y mujeres a las que se les negó el aborto. Varios estudios que buscaban correlaciones dentro del grupo no tenían grupos de control. En consecuencia, mucho aún no se ha aprendido acerca de las reacciones normales de las mujeres ante el embarazo no deseado y el aborto, porque este estrés particular podría sumarse a otros ya existentes. Por cada mujer involucrada en un embarazo no deseado, también hay un hombre. Sorprendentemente, se ha prestado muy poca atención a las reacciones emocionales de los hombres; solo encontramos cuatro estudios sobre el tema (dos son tesis inéditas). Shostak estudió a 1000 hombres reclutados en las salas de espera de 30 clínicas de aborto en los Estados Unidos. La mayoría de estos hombres (75%) habían discutido la situación solo con sus parejas femeninas. Pensaron que la mejor manera de apoyarlos era controlar y ocultar sus propias emociones. Alrededor del 40% de los hombres apoyaban a sus parejas acompañándolas a la cita y pagando los honorarios. La angustia emocional relacionada con el embarazo no deseado parecía estar asociada con la culpa relacionada con la falta de responsabilidad por la anticoncepción; ansiedad por ser considerado responsable de la situación por sus parejas; miedo a no poder hacer frente al estrés; tristeza por la pérdida del hijo putativo; y miedo al efecto del aborto en sus relaciones con sus parejas. Péloquin estudió 20 parejas después de un aborto inducido y las comparó con 20 parejas después de un aborto espontáneo. Seis hombres en el primer grupo reportaron tristeza y una sensación de pérdida y soledad. La mayoría de las parejas discutieron la situación entre ellos y acordaron la decisión de interrumpir el embarazo. Los hombres se involucraron apoyando a sus parejas y prestándoles más atención… Este estudio investiga la prevalencia de la angustia en mujeres y hombres que buscan un aborto y la compara con la angustia en una muestra grande de personas en edad reproductiva en la población general. Discusión La prevalencia de gran angustia aumenta entre las mujeres antes y algunas semanas después de un aborto. Podría valer la pena buscar un hallazgo inesperado en las mujeres del estudio: tenían una prevalencia significativamente mayor de ideación suicida en toda su vida y el último año y gestos suicidas en toda su vida. Esta observación debe apreciarse junto con la asociación más débil de estas variables con un alto nivel de angustia entre las mujeres del estudio que entre los controles. Esto significa que, aunque una mayor proporción de mujeres en el grupo de estudio admitió un historial suicida positivo (en comparación con los controles), proporcionalmente menos de ellas cayeron en la categoría de alto nivel de angustia. Por lo tanto, las mujeres con ideación suicida previa podrían tener más probabilidades de enfrentar embarazos no deseados o buscar abortos si se enfrentan a un embarazo no deseado. Los hombres del estudio estaban emocionalmente perturbados por un embarazo no planificado, y una mayor proporción de ellos estaba muy angustiada en comparación con los controles. Curiosamente, las preocupaciones de mujeres y hombres sobre la decisión y el aborto eran muy similares. Un tercio de los hombres expresó la necesidad de algún tipo de consejería. Ver el artículo en su totalidad: Lauzon (98351.100) DD (nih.gov)

Aborto en Profundidad: Síndrome Post Aborto

Revista en línea Saludemia 

¿En qué consiste? Entre los médicos, psicólogos, psiquiatras e incluso sacerdotes es bien conocido el llamado "síndrome post aborto" (P.A.S. o "Post-Abortion-Syndrome"). Designa el cuadro patológico que comprende un conjunto de síntomas fisiológicos, psicológicos y espirituales desencadenados tras la realización de un aborto. ¿Quién lo padece? Afecta fundamentalmente a las mujeres que han abortado, pero también se verifica (en distintos grados) en todos los demás que han intervenido en el hecho: el padre de la criatura, los médicos y la persona que aborta. Los síntomas que se manifiestan están en relación directa con las razones por las cuales se abortó, el tiempo del embarazo, la relación entre los padres de la criatura, etc. ¿Cuáles son sus síntomas? Especificando más detenidamente podemos enumerar los siguientes síntomas: Síntomas de pesar y dolor. Toda pérdida genera un estado de duelo; y es mucho más difícil superar el dolor de un aborto provocado que el de un aborto espontáneo, producido por la misma naturaleza, y esto por varias razones: la persona se sabe culpable de la pérdida, no tiene posibilidades de visitar el cuerpo del niño, ha existido un trabajo de autoconvencerse de que no se trataba de un ser humano (curiosamente este trabajo de autoconvencerse deja en la persona un mayor sentimiento de culpa, porque sabe que ha tenido que buscar argumentos para justificar un acto al que no le inclinaba espontáneamente su conciencia). Cuando el dolor no se supera, conduce a la depresión. La depresión puede alterar el sistema inmunológico, y con esto se aumenta el riesgo de contraer infecciones e incluso, en casos extremos, se ha constatado el inicio de procesos cancerígenos. También ha ocurrido que personas, que han caído en estados depresivos agudos, se han transformado luego en personalidades psicóticas. Sentimiento de culpabilidad. En muchos estudios se ha observado que cuando no hay sentimiento de culpa, se suele dar una tendencia al alcohol o a la drogadicción; en cambio, cuando hay sentimiento de culpabilidad se suele caer en estados depresivos, que se manifiestan en grandes tristezas, llantos, visión negativa y pesimista del mundo circundante. Cuando el sentimiento de culpa es muy grande lleva a sentimientos de pánico y autodestrucción. La agresividad. Un efecto del conflicto desatado por el aborto es la agresividad de la mujer hacia los que han intervenido en el aborto: el médico, el novio o esposo, los parientes o amigos que la empujaron al acto, e incluso contra sí misma. De alguna manera descarga así el sentimiento de culpabilidad contra sí misma y el sentimiento de víctima respecto de los demás. Incertidumbre afectiva. Parte de las dudas en la toma de decisión sobre el aborto gira en torno al amor o deseo natural del niño del que está embarazada la mujer. Sabe intuitivamente, aunque no lo quiera hacer reflejo, que su acto abortivo contradice su amor natural. La interrupción abrupta del ciclo hormonal. En las mujeres hay ciclos y ritmos naturales relacionados con el embarazo y caracterizados por modificaciones en los procesos hormonales, que terminan de modo natural al culminar todo el proceso de la maternidad ; es decir, que van desde el momento de la ovulación hasta la finalización del tiempo de amamantamiento del bebe. Los cambios hormonales dictaminan alteraciones de orden físico, psicológico y emotivo. Cuando se interrumpe el proceso de modo abrupto, como ocurre en el aborto, tiene lugar en la mujer un trastorno notable, con efectos en todos esos órdenes: físico, afectivo, psicológico y relacional; estas perturbaciones pueden ir desde las depresiones en el orden emotivo, hasta la constatación médica de mayores tendencias a adquirir cáncer de mama, pasando por problemas de integración social y familiar. La "conciencia biológica". Es una constatación de muchos psiquiatras. Cito el testimonio del psiquiatra Karl Stern: "No pocas veces vemos que en los casos en que una mujer comete un aborto artificial, digamos en el tercer mes de la gestación, este acto parece no tener consecuencias psicológicas. Sin embargo, seis meses después, precisamente cuando el bebé habría debido venir al mundo, el sujeto cae víctima de una grave depresión o incluso de una psicosis. Ahora bien, acerca de esto se observan dos circunstancias curiosas. La depresión se produce aun sin que la mujer se dé cuenta conscientemente de que "ahora es el momento en que habría debido nacer mi bebé". Además, no es necesario que la mujer desapruebe el acto de interrupción del embarazo, ya que su profunda reacción de pérdida, (que no va necesariamente unida con una preocupación consciente por el parto fallido) coincide con el tiempo en que éste hubiera tenido lugar. El sentimiento de fracaso como madre y problemas relacionados. A veces, para llenar el vacío, tiene lugar un deseo vehemente de querer reemplazar al niño perdido; pero este deseo se mezcla con la sospecha y el temor de no saber desempeñarse como madre, o de no poder relacionarse con el bebé de manera correcta, o de no saber criarlo. También ocasiona miedo respecto de los hijos futuros, por ejemplo: miedo a maltratarlos; a veces esto ocasiona la decisión de no tener más hijos. Algunos estudios muestran también que algunas mujeres, que han abortado, tienen problemas reales para llevar adelante posteriores maternidades: tienen problemas para amamantar a sus hijos, reaccionan con miedo o agresividad ante el llanto de sus bebés, e incluso una especie de rechazo (ocasionado por el miedo), y como éste es percibido instintivamente por el bebé, genera sentimientos de abandono. A veces, como no quieren dañar al niño y tienen conciencia de no saber tratarlo, terminan mandándolo desde muy pequeño y sin ninguna necesidad a guarderías infantiles. Otros problemas: Los estudios a los que hacemos referencia indican también otros síntomas propios de este "síndrome", como por ejemplo: alteraciones de diversa índole en el sueño (pesadillas persistentes), crisis de identidad, desconfianza, sentimiento de cinismo (conciencia de la inocencia perdida) e incluso, enfermedades psicosomáticas como anorexia y bulimia [entre otros]. Ver el artículo en su totalidad: Consejos sobre el síndrome post aborto y como poder superarlo (saludemia.com)

Consecuencias psicológicas tras un aborto

Carmen Gómez Lavín, Médico psiquiatra, Directora EU
Trabajo social de Logroño

El aborto es un tema incómodo, habitualmente silenciado. Hay muchos elementos a nivel social y/o personal que justifican esto: potentes emociones, ideologías, posturas dentro de la familia, ética médica, derechos fundamentales, etc. Sea como fuere, el embarazo no sólo se gesta en el cuerpo, sino también en la mente de la mujer, por lo que es importante tener en cuenta qué supone para ella tanto estar embarazada como dejar de estarlo. Hay tantas subjetividades como personas. Efectos psicológicos y síntomas habituales La intensidad y la duración de los efectos también es muy variable en cada caso. Existen dos síntomas psicológicos que suelen darse en la mayoría de los abortos (voluntarios o involuntarios). Por un lado, la ansiedad en diferentes grados (desde leve hasta ataques de pánico). Y, por otro lado, sentimiento de culpabilidad y creencia (más o menos irracional) de que podrían haber hecho las cosas de forma diferente. Otros síntomas que pueden aparecer son: Negación o incredulidad, Confusión, Oscilaciones en el estado de ánimo, Tristeza y sensación de vacío, Enfado o rabia, Falta de energía, Irritabilidad, Miedos (a no recuperarse nunca de la pérdida, a no poder reproducirse, a problemas familiares…), Sentimientos de incapacidad y afectación de la autoestima, Desconexión de los propios sentimientos, Aislamiento social, Falta de lívido o disfunciones sexuales, Miedo a la muerte (tanofobia), Insomnio o pesadillas recurrentes, Evitación de todo lo relacionado con bebés o, todo lo contrario, obsesión, Problemas de pareja (modelos de afrontamiento diferentes a la pérdida, falta de intimidad, problemas de comunicación, otros). ¿Cómo superarlo? En los casos en que existan efectos psicológicos, ¿es posible la recuperación? Recuperar significa “recibir algo que fue quitado”, por lo que difícilmente habrá sensación de recuperación. Es más adecuado hablar de reconciliación. Puede tardar meses o años, pero, aunque parezca imposible, llega. Algunas de las cosas que ayudan en el proceso de reconciliación son: El apoyo externo, sentir el arrope del entorno, sobre todo de la pareja, Poder hablar de la pérdida e integrarla progresivamente dentro de la propia experiencia vital, No evitar las emociones negativas ni apresurarse por “pasar página”. Es un proceso, Crear un conjunto de recuerdos, un espacio con significado para el no-nacido, Recibir información adecuada (si es necesario, psicoterapia) o participar en grupos de ayuda mutua.

Los Efectos del Derecho a la Decisión del Aborto y el Tipo de Decisión sobre la Satisfacción de la Mujer y su Salud Mental

Publicado en inglés como:
Reardon D C, Rafferty K A, Longbons T (May 11, 2023) The Effects of Abortion Decision Rightness and Decision Type on Women’s Satisfaction and Mental Health. Cureus 15(5): e38882. doi:10.7759/cureus.38882

Trasfondo Un informe de una serie de casos basado en el estudio Turnaway concluyó anteriormente que el 99% de las mujeres con antecedentes de aborto seguirán afirmando estar satisfechas con su decisión de abortar. Esos hallazgos han sido cuestionados debido a una baja tasa de participación (31%) y la dependencia de una única evaluación de sí o no de la satisfacción con la decisión. Objetivo Utilizar escalas más sensibles para evaluar la satisfacción con las decisiones y los resultados de salud mental asociados que las mujeres atribuyen a sus abortos. Método Se completó una encuesta retrospectiva entre 1.000 mujeres, de entre 41 y 45 años, que vivían en los Estados Unidos. El instrumento de la encuesta incluyó 11 escalas visuales analógicas para que las encuestadas calificaran sus preferencias personales y los resultados que atribuían a sus decisiones de aborto. Una pregunta categórica permitió a las mujeres identificar si sus abortos eran deseados y consistentes con sus propios valores y preferencias, inconsistentes con sus valores y preferencias, no deseados o forzados. Se probaron modelos de regresión lineal para identificar cuál de las tres escalas de decisión predecía mejor las emociones positivas o negativas, los efectos sobre la salud mental, el apego emocional, las preferencias personales, el conflicto moral y otros factores relevantes para una evaluación de la satisfacción con la decisión de abortar. Resultados De 226 mujeres que reportaron antecedentes de aborto, el 33% lo identificó como deseado, el 43% como aceptado pero inconsistente con sus valores y preferencias, y el 24% como no deseado o coaccionado. Sólo los abortos deseados se asociaron con emociones positivas o mejoras en la salud mental. Todos los demás grupos atribuyeron más emociones negativas y resultados de salud mental a sus abortos. El 67% informó que hubiera preferido dar a luz si hubiera recibido más apoyo de otros o hubiera tenido más seguridad financiera. Conclusiones La presión percibida para abortar está fuertemente asociada con el hecho de que las mujeres atribuyen a sus abortos resultados de salud mental más negativos. El 33% de las mujeres para quienes el aborto es deseado y consistente con sus valores y preferencias probablemente esté sobrerrepresentado en los estudios iniciados en clínicas de aborto. Se necesita más investigación para comprender mejor la experiencia del 67% de las mujeres para quienes el aborto es no deseado, forzado o inconsistente de algún otro modo con sus propios valores y preferencias.

Un estudio de cohorte sobre la utilización de los servicios de salud mental después de un aborto o parto del primer embarazo

Publicado en inglés como:

J. Studnicki, T. Longbons, J. Fisher, D.C. Reardon, I. Skop, C.A. Cirucci, D.J. Harrison, C. Craver, M. Tsulukidze, Z. Ras (June15, 2023) A Cohort Study of Mental Health Services Utilization Following a First Pregnancy Abortion or Birth.

Objetivo Determinar si la exposición a un resultado de aborto inducido en el primer embarazo, en comparación con un nacido vivo, se asocia con un mayor riesgo y probabilidad de morbilidad de salud mental. Materiales y métodos Los participantes eran beneficiarios continuos de Medicaid de 16 años de edad en 1999, y fueron asignados a cualquiera de dos cohortes según el resultado del primer embarazo, aborto (n = 1331) o nacimiento (n = 3517), y seguidos hasta 2015. Los resultados fueron visitas ambulatorias de salud mental, admisiones hospitalarias y días de estancia hospitalaria. Para cada cohorte se determinaron los períodos de exposición antes y después del resultado del primer embarazo, un total de 17 años. Hallazgos Hallazgos: Las mujeres con abortos en el primer embarazo, en comparación con las mujeres que tuvieron partos, tuvieron mayor riesgo y probabilidad de experimentar los tres eventos de resultados de salud mental en la transición de los períodos de resultados previos a posteriores al embarazo: visitas ambulatorias (RR 2.10, CL 2.08-2.12 y OR 3.36, CL 3.29-3.42); ingresos hospitalarios (RR 2,75, CL 2,38-3,18 y OR 5,67, CL 4,39-7,32); Días de estancia hospitalaria (RR 7,38, CL 6,83-7,97 y OR 19,64, CL 17,70-21,78). En promedio, las mujeres de la cohorte de aborto experimentaron un tiempo de exposición más corto antes (6,43 frente a 7,80 años) y un tiempo de exposición más largo después (10,57 frente a 9,20 años) del resultado del primer embarazo que las mujeres de la cohorte de nacimiento. Las tasas de utilización antes del resultado del primer embarazo, para los tres eventos de utilización, fueron más altas para la cohorte de nacimiento que para la cohorte de aborto. Conclusión Un aborto en el primer embarazo, en comparación con un parto, se asocia con una utilización posterior significativamente mayor de los servicios de salud mental después del resultado del primer embarazo. El riesgo atribuible al aborto es notablemente mayor en los servicios de salud mental para pacientes hospitalizados que para los ambulatorios. Una mayor utilización de la salud mental antes del resultado del primer embarazo para las mujeres de la cohorte de nacimiento cuestiona la explicación de que los antecedentes de salud mental preexistentes explican los problemas de salud mental después del aborto, en lugar del aborto en sí.

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